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LOS
LITZELMANN
Una cuestión muy debatida por los biógrafos de Maupassant, es la
posibilidad de que el escritor hubiese tenido tres hijos ilegítimos. Una vez
más esta problemática topa con múltiples hechos oscuros que no permiten
asegurar con certeza este extremo, sin embargo una serie de coincidencias y
hechos, cuando menos inquietantes, no permiten descartarlo tajantemente, por lo
que los estudiosos de Maupassant han investigado al respecto. Fruto de estas
investigaciones es el texto que a continuación reproducimos, extraído de la
monumental y última biografía publicada, de Guy de Maupassant de Nadine Satiat,
editada por Flammarion en el año 2003.
"Diez años después de la muerte del escritor, alguien revelaría en
efecto anónimamente en L'Éclair la existencia de tres hijos ilegítimos
- revelación que quedaría sin eco durante más de veinte años, hasta en 1926.
Un periodista obtuvo entonces los nombres de los presuntos hijos, y las
investigaciones comenzaron. Se descubrió que las personas, quiénes, según los
periodistas, confirmaron su prestigiosa y secreta ascendencia, contaron sus
recuerdos de infancia, pero no pudieron aportar la menor prueba tangible; todas
las pruebas habían sido, según ellos, robadas y destruidas. Lo poco que se
sabe hoy con certeza, es que el primer presunto hijo de Maupassant, Honoré
Lucien Litzelmann, nació el 27 de febrero de 1883, en la calle Rome, 117, en el
distrito XVII de París, que no era el domicilio de su madre (la cual residía
en Vincennes, según indica el acta de nacimiento) sino la de una comadrona
llamada Victorine Leduc. La calle de Rome era paralela a la calle Dulong, donde
vivía Maupassant, por lo que la hipótesis según la cual él habría hecho
venir a la parturienta a la calle Rome para estar junto a ella, es plausible -
pero solamente plausible - La muchacha, de la que no se conoce con exactitud la
fecha de su nacimiento, se llamaba Josephine Litzelmann; no era más que una
modesta costurera, de origen alsaciano y sin duda judía, seguramente llegada a
París en busca de trabajo a comienzos de la guerra de 1870 .[1]"
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 279-280)
Los rumores [sobre la paternidad de Maupassant] tomaban un cariz tan
extravagante que incluso él mismo decía ignorar a partir de que embrión de
realidad podían haber sido forjadas, según escribía al barón de Vaux el 25
de junio de 1884, que había oído los rumores de algún cotilleo en París.
¿No se había contado en la capital, "este invierno, en el mundo de las
mujeres galantes (mundo al que no voy, a dónde nunca he ido[2]
), que vivo en
Étretat maritalmente" - y Maupassant subrayaba maritalmente - "con
una joven, producto de las aventuras de dicha muchacha en el Casino? Esta
persona vivía conmigo, se decía, sabiéndose en toda la región. He buscado de
donde partía esto. Nada encontré. Lo mejor es reírse de estas bobadas[3]
..."
No se sabe de lo que había oído hablar el
barón de Vaux. Pero el 25 de junio precisamente, nacía en París, calle des
Dames, 117, distrito XVII, en el domicilio de la misma comadrona Victorine Leduc,
que se había mudado, el presunto segundo hijo de Joséphine Litzelmann y del
escritor, una niña llamada Jeanne Lucienne. En esta ocasión era totalmente
seguro que Maupassant no estaba en París; sin embargo nada prueba que no haya
ido los siguiente días. Pero si esta niña es de Maupassant, puede extrañar la
elección de su primer nombre, de uso corriente, desde luego, pero
sorprendentemente cargado de significado para el autor de Une Vie. Azar o
relación de causa efecto, el tema del infanticidio, que se desarrolla en la
obra de Maupassant durante el verano de 1882, parecía coincidir con el primer
embarazo de Josèphine Litzelmann, y se encontraría pronto de nuevo bajo su
pluma. En la Confession, publicado en el Gil Blas el 10 de
Noviembre de 1884, el protagonista, confesaba en una carta póstuma haber tomado
por amante en su juventud, para escapar a la "terrible angustia" de la
soledad, a una de esas "muchachas que viven en París con un oficio
insuficiente" (Recordemos que Joséphine Litzelmann era modista). Cuando
ésta le había anunciado un día que estaba embarazada, él había quedado
" aterrado ": " Surgió la cadena que llevaría hasta la muerte,
por siempre, en mi futura familia, en mi vejez: cadena de la mujer vinculada a
mi vida por el niño, cadena del niño que tenía que educar, mantener,
proteger, siempre ocultándome de él y ocultándolo al mundo " - un
ejercicio al que tal vez Maupassant se libraba ya desde hacía un año. - En el
relato, el niño nacía, el hombre encontraba otra mujer de su clase social con
la que quería casarse; el niño " ese pequeño pedazo de carne viva y
chillona " le cortaba el camino. Acosado " por mil terribles
pensamientos ", el hombre acababa por sucumbir, un día de invierno, a la
obsesión que lo corroía como un cáncer, que le " devoraba el alma
", exponiendo a si hijo dormido al aire glacial del exterior - para, tan
pronto como el niño tiene el primer acceso de tos, ser presa de una angustia
tan terrible que hubiese querido, esa vez, volverse loco. El niño moría. El
hombre se casaba con la dama de buena familia, teniendo otros hijos, pero
viviendo con el constante recuerdo, " atroz, punzante ", que se
agitaba en él " como un animal mordiente encerrado en el fondo de su alma
". - Poderosa evocación, pero que no prueba nada, salvo que la angustia de
la paternidad y, con mayor razón, la de la paternidad clandestina, aparecería
vinculada, de ahora en adelante, en la obra de Maupassant a la de la
alineación, la violencia y la locura mortal.
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 320-321)
El tema de la novela [Pierre et Jean] estaba bosquejado desde noviembre
de 1882 en Le Testament, dónde el legado de un amigo de la familia a uno
de los dos hermanos revelaba su nacimiento ilegítimo y provocaba una violenta
rivalidad entre el hijo natural y el ilegítimo. La novela había sido escrita
poco antes del nacimiento de Lucien Litzelmann, el primer presunto hijo de
Maupassant. Ironía del destino, o casualidad sin ninguna significación, Pierre
et Jean tomaba forma en vísperas del nacimiento del tercer hijo de
Joséphine Litzelmann, una niña llamada Marthe Marguerite, que vería el día
cinco semanas más tarde, el 29 de julio de 1887 en Vincennes.
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 412)
[En 1890] Maupassant recibe también en su domicilio de la calle Boccador, desde
principios de mayo, a una mujer a la que Tassart no conocía, una hermosa mujer,
discreta y distinguida, muy elegante aunque demasiado perfumada, al que éste
último acusaría de haber apresurado el fin de su señor. Según su testimonio,
los biógrafos la denominan la " dama de gris ", y se pierden en
conjeturas. ¿Era ésta Joséphine Litzelmann, con la que Maupassant,
presintiendo su fin, habría sopesado la cuestión del reconocimiento de sus
hijos, dado que las actas de nacimiento no contienen la mención " padre
desconocido ", sino " padre no citado[4] "?
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 498)
El 15 de agosto, una dama, (¿la misteriosa dama de gris?) llegaba al chalet de
Mont-Blanc, donde permaneció 6 días, para gran desazón de Tassart, que afirma
que el escritor la vio alejarse con gran placer.[5]
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 553)
Ya en la calle Boccador, la misteriosa dama del traje gris y rostro de mármol
volvió a visitar al escritor. Si se cree en el testimonio de Tassart, que la
trata de "vampiro" en sus Souvenirs, estas visitas dejaban a
Maupassant agobiado. ¿Y si esta dama era Joséphine Litzelmann que iba a
presionar al escritor para que reconociese a sus hijos antes de que fuese
demasiado tarde[6], o a pedir dinero? Jamás se sabrá, por desgracia, el contenido
de la " breve confesión " que Maupassan hizo a Tassart el 19 de
octubre, " desfogándose enteramente ". El mayordomo guardó siempre
el secreto.
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 568)
Al día siguiente de los funerales [de Laure de Maupassant], el 11 de diciembre
de 1903, el periódico L'Eclair, en un artículo no firmado, dedicado a
" la muerte de la madre de Guy de Maupassant ", revelaba la existencia
de 3 hijos ilegítimos del escritor, " en un encantador pueblecito de l'Yvonne ": el mayor era empleado de banca, la segunda modista, la última
era demasiado joven aún para tener oficio. L'Eclair indicaba que Laure
de Maupassant, interrogada al respecto bastante recientemente por parte de
" un íntimo ", lo había desmentido formalmente, afirmando no conocer
a su hijo otros vástagos que sus obras.
Pero tal vez Maupassant había tenido la
intención de esperar al fallecimiento de su madre para reconocer a los hijos
que se le atribuyen. Viéndose próximo a morir, es muy posible que haya
constituido un capital para sufragar, tras su muerte, las necesidades de su
secreta familia, lo que explicaría la falta de liquidez que puso en apuros a
sus herederos. Es un hecho totalmente posible que hubiese encargado a personas
de su confianza, hacer llegar las rentas de ese capital a Joséphine Litzelmann;
Lucien dijo más tarde que después de la muerte de Maupassant, su madre
recibía unas cartas certificadas de las que acusaba recepción, a nombre del
señor de Radziwill.[7]
Según Noëlle Benhamou, podría tratarse del
príncipe Léon de Radziwill, amigo de Flaubert, al que sucede en este rol el
periodista Georges Fontaine de Bonnerive, llamado de Lys, colega de Maupassant
en el Figaro, el Gaulois y en el Gil Blas[8] . ¿Fue
Joséphine Litzelmann quién, para cumplir una promesa, tal vez hecha al
escritor, destruyó todos los documentos, papeles oficiales, cartas, que
habrían permitido establecer tajantemente la verdad?¿Le fueron robados, como
pretendía mucho más tarde Lucienne Litzelmann, que acusa a François Tassart,
tan hostil con " la dama de gris ", de haber sido la causa de la
desgracia de los Litzelmann?. Lo cierto es que no queda más, de esta parte de
la vida de Maupassant, que un haz convergente de indicios, de coincidencias, de
conjeturas, de testimonios inverificables.
Joséphine Litzelmann murió en 1920.
Lucien, según el periodista Auguste Nardy, que
encuentra el rastro de los hermanos Litzelmann en 1926, se parecía mucho a
Maupassant. Primero empleado de banca, pasó a ser redactor en la subprefectura
de Sens y colaboró en el periódico L'Auto. Era un apasionado del periodismo y
del deporte. Le dijo a Nardy haber recibido con frecuencia por correo de alguien
desconocido, artículos sobre su padre. Dijo que en su dossier administrativo
alguien había escrito: " Hijo de Maupassant "- pero ese documento no
ha sido encontrado. Reconoció haber tenido una infancia mimada (lo que
confirman Lucienne y Marguerite) entrecortada por viajes y haber visto a menudo
a su padre en Vincennes, Montargis, Sens (dónde Maupassant, reservista, habría
hecho un periodo de instrucción militar[9]), Orleáns y Palava (cerca de Nimes,
donde Maupassant habría podido acercarse durante sus estancias en Marsella).
Dijo poseer un alfiler de corbata de su padre. Nada permite rechazar ni
confirmar esas afirmaciones. Murió en 1947.
Lucienne, modista, poseía un retrato de
Maupassant, y sabía que a él no le gustaban las fotografías. Confió al
periodista: " Nosotros habíamos prometido a mamá no hablar nunca de estas
cosas "; según Nardy, se parecía a Laure de Maupassant. Murió en 1952.
Marguerite que, según Nardy, se parecía
también a Laure de Maupassant, declaró al periodista: " No reclamamos
nada, no queremos nada; sabemos quiénes somos; eso nos es suficiente."
Marguerite tuvo dos hijos, nacidos en 1907 y 1909, que declararon mucho más
tarde (a Jacques-Louis Douchin, autor de La Vie erotique de Maupassant,
Suger, 1986, pag. 169.) que su abuela, Joséphine, tenía predilección por los
vestidos de color gris. Marguerite murió en 1951.
La calidad de las fotografías de Lucien y de Marguerite publicadas por Nardy en
L'Oeuvre el 22 de septiembre de 1926 no permiten pronunciarse sobre su
parecido con Guy y Laure de Maupassant.
(Maupassant,
Nadine Satiat, pag 629)
Es interesantísimo el capítulo dedicado a los Litzelmann en la
extraordinaria biografía de Armand Lanoux, publicada en 1976 bajo el título Maupassant
le bel-ami. Sin duda una de las mejores biografías escritas sobre el autor
normando y donde se hace un análisis acerca de la cuestión de la paternidad
del autor. A continuación se transcriben los párrafos más significativos.
El 27 de febrero de 1883, nacía en París, en el distrito XVII un chico de
padre desconocido, Lucien, a quién fue dado el apellido de su madre, Joséphine
Litzelmann. Veinte años más tarde y diez años después de la muerte de
Maupassant, un periódico parisino, L'Eclair, revelaba que Maupassant no
había muerto sin descendencia y que este niño era su hijo. En su número del
11 de diciembre de 1903, en primera página, ese periódico publicaba un
artículo no firmado indicando que el escritor había dejado un chico y dos
chicas, que vivían en Sens.
En 1927, el periodista Auguste Nardy, de L'Oeuvre,
retomaba la investigación, resumida en un artículo del Mercure de France,
firmado por L. Dx. (Léon Deffoux):
"El mayor de los niños, Sr. Lucien
Litzelmann, nació en Paris, calle des Dames (...) El Sr. Litzelmann es
actualmente redactor principal en la subprefectura de Sens (Yonne)[10] "
En 1884, nacía una niña, Lucienne y, en 1887,
el 29 de julio, Marthe-Marguerite, calle del Mide, 25 en Vincennes[11] . Ninguna
indicación concerniente al padre. En 1927, esta niña vivía en Sens, donde su
marido, el Sr. Belval, era garajista. Joséphine Litzelmann murió en 1920.
Auguste Nardy visitó, tras la muerte de la Sra.
Litzelmann, al mayor y a las dos muchachas: "Los tres conservaban el
recuerdo muy claro de su padre, recordando sus visitas, pero no querían pedir
nada, reivindicar nada al respecto. Incluso les disgustaba ver a la prensa
ocupándose de ellos. El mayor informó que, a menudo, recibía periódicos o
revistas hablando de su padre. No sabe quién se las enviaba. Hay personas que
lo conocen: cuando fue promocionado oficial de la Academia, una mano había
escrito sobre su expediente: "Hijo de Maupassant!""
Léon Deffoux encontró entonces a su colega
Augusto Nardy. Lucien Litzelmann había precisado insistentemente a este
último: "Mi padre como reservista, debió de hacer un periodo de
instrucción militar en el cuartel de Sens. Alquiló, en ese momento, varias
habitaciones en el hotel Bourgogne. (...) Recuerdo muy bien mi juventud. Estaba
llena de viajes de los que tenía miedo. Eso no me iba. Era una vida muy movida
y caótica. Vivimos en Montargis, donde fui al colegio, Clermont-Ferrand,
Palavas, donde él tenía allí un bonito yate. Vivimos también en el hotel de
Bourgogne en Sens. Él fumaba mucho..."
Después de la muerte de Maupassant, en 1893, la
situación de la familia paralela se altera. "Mi madre poseía aún algún
dinero. Se agotó pronto puesto que mamá estaba, algunos meses después,
pasando por apuros económicos. Sin embargo, recibía cartas precintadas.
Acusaba su recepción, dirigía su respuesta a París, correo certificado, al
apelllido del Señor Radziawil [12]"
El ambiente de misterio se prolongaría de este modo después de la muerte de
Guy, tan intensamente, que, cuando, en 1965, yo hablaba de estas cosas al Sr.
Fondevielle, notario de Grasse que se ocupa de los intereses de la familia de
Hervé de Maupassant, él me declara que nada había llegado a sus oídos en
este aspecto.
En medio de todos estos despropósitos, alrededor
de un Back Street 1880, apareció que, si Maupassant no ha desempeñado
abiertamente su rol de padre, sin embargo asumió las necesidades materiales de
su vida y parcialmente, más allá de su muerte. Los niños Litzelmann no fueron
exactamente unos niños abandonados. Sin embargo, no fueron designados por Guy
como herederos, sino su sobrina.
Para el mayor, el modo en el que Guy y su madre
se conocieron no es menos misteriosa. "Mamá era originaria de Estrasburgo
y fue en París, sin duda, donde ella debió encontrarlo. " Lucien
Litzelmann tenía evidentes rasgos comunes con su supuesto padre, en la forma
del rostro, la repartición de las proporciones, el mentón, la nariz, la forma
de los cabellos. Marguerite, la hermana más joven, se parecía mucho a Laure,
según manifestación de Nardy a Léon Deffoux.
Vemos entonces a Luccienne Litzelmann, modista,
en la calle de la Asunción de París, 82 en 1927: " Una mujer muy
sensible. Es morena, más bien fuerte, con los mismo ojos que Marguerite y el
mismo parecido con Laure de Maupassant. " Cuando recibió a Nardy, se
ahogó en lágrimas. " Él me mimaba. Él me tomaba en brazos... nos
quería.... Nuestra madre sufrió mucho después de su muerte..."
Había una fotografía de Guy en la habitación
de Lucienne. " No le gustaban las fotos, dijo ella, las rompía."
Aparte de todas las precisiones que contiene este documento, el detalle es
revelador. Solamente dos fotografías fueron del agrado de Guy, la de Thiel, en
Niza, y la de Etienne Carjat. En 1927, había que ser a la vez un especialistas
muy avezado de Maupassant y un psiquiatra para conocer este extremo. [13]
En cuanto al clima familiar, puede imaginarse a raíz
de estas confidencias: " Cuando preguntábamos a nuestra madre, ya estando
en el Instituto de Orleáns: " ¿ Dónde está papá ?" Ella nos
respondía: " PAPÁ VIAJA " nosotros estábamos muy sorprendidos pues
los padres de nuestros vecinos también viajaban muy a menudo..."
Ella añadió, insistiendo en su principal
preocupación: " Quisiera impedir que su artículo se publicase... No hay
derecho a hablar de estas cosas. ¿ Por qué no se hizo tras la muerte de papá
?"
Un tercio de siglo después de la muerte de
Josephine Litzelmann, el tabú impuesto por Maupassant todavía era respetado
por sus descendientes.
La hija de Guy hizo finalmente esta sorprendente
declaración: " Vive en Niza, François, el mayordomo que siempre fue
hostil a mamá. Él es LA CAUSA DE NUESTRAS DESGRACIAS."
Retomando la investigación en 1965, obtuve al principio algunas confirmaciones
del Sr. Henri Forestier, director de los Archivos municipales de Yonne, y del
Sr. Pierre Parruzot, director de los Archivos de Sens, así como del alcalde de
Vincennes. Dos de los tres hijos habían muerto, el primero, el muchacho que se
parecía a Guy, en Sens, el 18 de junio de 1947. Su viuda, Gabrielle, Augustine
Millot, vivía todavía en esta ciudad [14] . Lucien
Litzelmann habia estado
empleado en la Subprefectura. No se ha encontrado el documento administrativo
citado, ni en Sens, ni en Auxerre, pero la tradición oral es constante: "
Él manifestaba abiertamente ser hijo de Guy de Maupassant.[15] "
Marguerite Litzelmann, la menor, había fallecido
desde hacía una veintena de años. Su marido, Alber Belval, casado en segundas
nupcias, vivía aún en Sens en 1965 y debía darme útiles informaciones [16].
" Sé que después de la desaparición del ilustre escritor, mi suegra fue
ayudada por un tal coronel de Lys [17], amigo de Guy de Maupassant (...). Mi suegra
no poseía por desgracia ningún documento, habiendo sigo, algún tiempo
después de la muerte de Guy de Maupassant, robada en Montargis, y todo lo que
podría relacionarse con el escritor había desparecido. " Lo que se
encontrará enojoso.
En el actual estado de las investigaciones, la
posibilidad de la triple paternidad de Maupassant es grande. Según Lumbroso, la
Sra. de Maupassant y un amigo de la familia, el doctor Balestre, quién la
atendía, negaron la existencia de esos niños.
El médico de Laure dijo a Lumbroso: " Yo no
he oído nunca hablar de esos tres niños que están en l'Yonne; la señora de
Maupassant jamás ha hecho alusión a ellos delante de mí.
" Maupassant ha dejado un hijo, pero usted
sabe que inconvenientes impedían reconocerlo. Sin embargo, esto es el secreto
de Polichinela."
Ni el doctor Balestre, ni Lumbroso se explicaron
más. Es probable que pensaran ambos en el pequeño Pierre Lecomte du Noüy... y
el secreto de Polichinela fuese entonces, más que verosímil, un falso secreto.
Se ha visto por las declaraciones de Laure a Paul
Alexis sobre la enfermedad de Guy la concepción de la realidad que ella podía
tener.
¿ Cómo explicar que un hombre que adoraba a los niños haya podido contentarse
con ver a los suyos de vez en cuando ? ¿ Por qué ese medio abandono ? Lucien
Litzelmann estaba persuadido de que si la muerte de su padre "no hubiese
sido tan trágica, si hubiese estado lúcido, lo (los) habría sin duda
reconocido ". Poco probable. Fue en diciembre de 1891, algunos días antes
de su tentativa de suicidio y delante de dos médicos, precisamente, para que no
hubiese riesgo de tener una crisis, cuando Guy hizo su testamento, nombrando a
su sobrina Simone, hija de Hervé, como heredera universal, no dejando a su
padre y a su madre más que la parte proporcional que preveía la ley, ¡
disposiciones singulares para un hombre en el que el tema de los hijos
ilegítimos era tan doloroso ¡
Se han podido dar diversas explicaciones. Esos
abandonos eran frecuentes en la alta sociedad, particularmente en la normanda.
El mal casamiento era una tara, y un matrimonio plebeyo habría sido un desastre
para Maupassant, quién, en 1883, hacía todo lo que podía para entrar EN
SOCIEDAD.
Tampoco hay que olvidar que Maupassant, como
Flaubert, era ostensiblemente reacio al matrimonio. Incluso, Guy sintió varias
veces la tentación. " Él mismo me dijo, comentó Léon Fontaine, algunos
años antes de su muerte, que el soltero empedernido, el solitario enfurruñado
que siempre había sido, estaba decidido a unir su vida a la de una mujer, si
ella estuviese libre."
Hacia 1887, en casa de la condesa de X., Guy
habría conocido a una muchacha, joven, hermosa, reservada, de sobria elegancia.
Sería a esta desconocida a quién habría escrito desde Túnez, el 19 de
diciembre de 1887, una carta que rezumaba sinceridad: Desde ayer noche,
pienso perdidamente en usted. Un deseo intenso de veros, de veros de inmediato,
allí, ante mí, ha entrado de repente en mi corazón (...) ¿No siente usted,
rondar ese deseo a su alrededor? (...) Quisiera sobre todo, veros los ojos,
vuestros ojos (...) Dentro de algunas semanas, habré abandonado África.
Volveré a veros. ¿ Me acogerá, verdad, mi adorada? usted se reunirá conmigo
en...
Nunca se supo la continuación.
Maupassant hizo confidencias más elocuentes a
François, en junio de 1888, en Aix-les Bains. Algunos años antes, una muchacha
le había gustado, pero por temor, él la había considerado una intrigante
seductora. "Me pregunto si ese matrimonio no hubiese sido para mi la
felicidad... ¡Pero el Destino ¡"
François todavía comentaría esta tentación al
doctor Blanche, después de la muerte de Guy, persuadido de que un buen
matrimonio hubiese salvado a su señor. El
austero psiquiatra respondió:
- No, mi buen François. Guy de Maupassant era
demasiado artista para casarse.
La tercera explicación se encuentra contenida en
el apellido Litzelmann. Este patronímico se encuentra geográficamente
localizado: " El nombre es originario de Lutzel ", apunta Albert
Dauzat. Lutzel es un burgo próximo a Saverne en Alsacia. En esta época de
racismo endémico y de germanofobia, cualquier consonancia era un obstáculo.
La cuarta razón es más psicológica. ¿ Los
niños, seguramente no deseados, agradaban a Guy ? Lucien Litzelmann anota este
aspecto que deja que pensar: " Cuando me explicaba algo que a mí me
costaba entender, él lo afirmaba enseguida y se enfadaba. Un día me puso en la
puerta. Sus preguntas eran para mí una pesadilla, pues tenía a menudo miedo de
disgustarle... "
La quinta explicación es tal vez la más fuerte.
La autoritaria y aristócrata Laure no quiso nunca oír hablar de una Litzelmann,
como sugería claramente Auguste Nardy: " La Sra. Laure de Maupassant,
madre implacable, había establecido una guardia feroz alrededor de su moribundo
hijo. Impedirá a la joven la entrada a la residencia donde moriría Guy.
Mantuvo una dura actitud arrojando un velo sobre el pasado. Había rehusado ver
y comprender..." ¡ Unos niños ¡... No los conozco ", dijo ella
mostrando los libros de su hijo.
André Vial escribe con una calculada prudencia:
" No fue indiferencia sino vanidad nobiliaria tal vez ( ese es un TAL VEZ
de cortesía ) y, con toda seguridad, por respeto a los prejuicios
familiares lo que arroja una sombra acerca de su valentía ( no se puede ser
más comedido, Maupassant tiene valor físico de sobra, coraje intelectual
cuando está indignado, pero ningún valor moral ), Guy de Maupassant, a quién
el orgullo materno, CONTRA TODA VERDAD (André Vial, a pesar de su prudencia,
deja ver claramente hacia donde van sus convicciones ), le asignaba un castillo
como lugar de nacimiento, no habría reconocido a los tres hijos que él da, en
1883, 1884 y 1887 a una mujer de origen plebeyo. "
Existen madres posesivas como viudas posesivas.
Las mujeres autoritarias, frustradas por el matrimonio, y que dedican mucho
tiempo a peinar con esmero los cabellos de sus hijos, o los hacen clientes
naturales de Sodoma o solteros, seductores fanáticos DE LOS QUE ELLAS SE HACEN CÓMPLICES.
Si verdaderamente hubo en la vida de Maupassant, lo que es probable, esta mala
acción, Laure fue la causa. Aprovechándose de su debilidad, de su soledad, de
sus desgracias, de su enfermedad e incluso de su necesidad de dinero, Laure hizo
todo lo posible para conservar a su hijo, defendiéndolo de Josephine Litzelmann
como de cualquier otra mujer.
En cuanto a Tassart, tan claramente acusado por
una de las hijas, y cuya influencia aumentaba a medida que lo hacían las
enfermedades de Maupassant, obedecía a Laure por quién experimentaba una
admiración sin límites. Ese buen Sr. François dio todas las pruebas de gran
devoción y de pequeño espíritu. El peloteo que el novelista ridiculizaba
en sus escritos reinaba en su casa gracias al sirviente.
¿ Fue Josephine Litzelmann la aguadora de la fuente, llamada Marguerite, en
Chätel-Guyon, que se encuentra tan bellamente descrita en Mont-Oriol ?
La datación cronológica de Mont-Oriol y de esta escabrosa aventura lo
dejan creer y está permitido imaginar a Joséphine a traves de un esquema de
Guy: De vez en cuando, un caballero o una dama se aproxima a un kiosco,
cubierto con pizarras, que abriga a una mujer de rostro sonriente y dulce, y una
fuente que mana en un pilón de cemento. Ni una palabra se intercambian entre el
enfermo y la guardiana del agua curativa. Ésta ofrece un pequeño vaso donde
revolotean unas burbujas de aire en el líquido transparente. El otro bebe, y se
aleja con paso grave, para continuar con su paseo interrumpido...
El profesor Aimé Dupuy, antiguo rector de la
Universidad de Argel, se interesó particularmente en el Maupassant de Mont-Oriol:
" Hoy, apenas soportable a la lectura, esta historia de adulterio y -
cesariana incluso - de sus consecuencias físicas, nos parece de un naturalismo
bien soso. " Si Mont-Oriol es estéticamente la peor novela de
Maupassant, el libro sin embargo arroja unas luces irremplazables sobre su
autor. Novela de asuntos más groseramente tratada que Bel Ami, concebida
como una novela de amor desenfrenado que no desaprobaría (parto excluido)
Georges Ohnet, pero que contiene la confesión de otro aspecto obsesivo de
Maupassant, su aversión física por la maternidad.
...
Hay una especie de horror en Brétigny [uno de los protagonistas de la novela]
hacia la maternidad, que hacía de la mujer un animal. Ella ya no era
la criatura excepcional adorada y soñada, sino el animal que reproduce su
raza...
El escritor presta a su héroe sus propias
reacciones; el hijo producto del adulterio aparecerá también en L'Inutile
Beauté ( 7 de abril de 1890). Si la bella condesa Gabrielle de Mascarete de
este extraño relato odia al suyo, es simplemente por que LE IMPONE EL ODIOSO
SUPLICIO DE LA MATERNIDAD. Siete hijos en once años. (Era algo corriente en la
época).
En Adieu (marzo de 1889), una exquisita
amante se transforma también en una gruesa reproductora: ella había PUESTO
esos cuatro hijos. ¡Oh! ¡que elocuencia ¡ Solo cuenta aquí, como en Mont-Oriol,
la reacción del amante ante los hijos de la mujer adorada, irremediablemente
despoetizada: Un dolor violento me encogía el corazón, y también una
repulsa contra la misma naturaleza, una indignación irracional contra esa obra
brutal, infame de destrucción.
Maupassant llama DESTRUCCIÓN a lo que es
CREACIÓN. Sin embargo, él adora a los niños. ¿ Entonces ? Permanece ante
estos dos aspectos contradictorios sin poder conciliarlos. Ese hombre está
ahogado.
¿Se puede ir más lejos? Desde luego que sí, no
en el análisis de su obra, sino en todos los vericuetos de su oscura
biografía. Para Guy, lo trágico de la condición human es biológico. El niño
porta en él la catástrofe, PORQUE ÉL ES LA VIDA. Todo el mal deriva de él.
El niño mata a la madre naciendo. El niño se convierte en parricida. El niño
es robado. El niño es clandestino. El niño es muy raras veces para Maupassant
lo que es tan natural para los otros, una fuente de alegría. La repetición
obstinada del tema indica esta insoportable execración. La idea de un pequeño
ser nacido de él, larva humana moviéndose dentro de ese cuerpo
mancillado por ella y afeado ya, le inspiraba una repulsión casi invencible.
Rechaza la idea de la reproducción como un vomito.
Expresa ese disgusto por la misma palabra: poner.
Los huevos.
...
Cuando los hijos clandestinos de Maupassant
tuvieron edad para leer Mont-Oriol, pudieron encontrar allí la explicación de
lo que había pasado con su padre, teniendo en cuenta sin embargo la
exageración del rasgo novelado, pues, de todos modos, y aunque detestando a las
larvas humanas, ¡ Maupassant hizo tres hijos a la Srta. Litzelmann en
cinco años ¡
(Maupassant
le bel ami. Armand Lanoux, pag 249-256)
[1] La
doctora Noëlle Benhamou, especialista en Maupassant, sostiene que se trataba de
la misteriosa dama de gris de la que François Tassart habla en sus Souvenirs. (Joséphine
Litzelmann: la mysterieuse dame en gris de Guy de Maupassant, Cahiers
naturalistes, 1999, pag. 272.)
[2] Difícil de creer
por sus biógrafos.
[3] Correspondencia.
Carta nº 348.
[4] Detalle revelado
por Noëlle Benhamou. Obra citada pag. 266.
[5] Tassart. Souvenirs,
pag 278
[6] tal es la hipótesis
que sostiene Noëlle Benhamou.
[7] Manifestaciones de
Lucien recogidas por Auguste Nardy y reseñadas por [Léon Deffoux] « Respecto
a los hijos de Maupassant », Mercure de France, 1 de enero de 1927, pag.
250
[8] Noëlle Benhamou
sugiere que de Lys tal vez fuese el autor del artículo anónimo en L’Eclair
[9] Manifestaciones de
Lucien recogidas por Auguste Nardy y reseñadas por [Léon Deffoux] art. Citado,
pag 249.
[10] 1 de enero de
1927.
[11] La crónica de L.
Dx, así como una carta del Sr. Belval, indican «calle del Polygone», el
registro civil de Vincennes, «calle del Midi»
[12] L’Oeuvre.
22 de septiembre de 1926. El príncipe Radziwil era un compositor amigo de Guy,
de Goncourt y familiar de Théophile Gautier, sobre los años 1861.[13]
No fue hasta diciembre de 1937 cuando Le
Mercure de France publicaría el breve estudio de P Dufay, Guy de
Maupassant ou la phobie de son image.
[14]
Carta de la Sra. Lucien Litzelmann al
autor.
[15] Carta del Sr.
Pierre Parruzot al autor.
[16] Carta del Sr.
Belval al autor.
[17] El Sr. Belvar
recuerda perfectamente la expresión empleada por su esposa: " el dinero en
un sobre ".
Jacques Louis
Douchin es uno de los investigadores más rigurosos del caso Litzelmann, ya que
entrevistó a los descendientes de esta familia y obtuvo precisos detalles como
veremos en el siguiente extracto obtenido del libro "La Vie erotique de Guy de
Maupassant". Lástima que su credibilidad quede un tanto en entredicho al
mantener la hipótesis, en ese mismo libro, que Maupassant era hijo natural de
Flaubert.
[... ] No, Guy de
Maupassant no murió sin descendencia. En primer lugar, habida cuenta de su
intensa actividad, es más que plausible, como lo he sugerido desde las primeras
páginas de este libro, que Guy haya dejado « huellas vivas » de su paso... muy
probablemente sin saberlo.
Pero en todo caso, poseemos testimonios precisos
sobre tres de estos potenciales hijos, aquellos a los que hacía alusión
precisamente, desde 1903, el artículo de L’Éclair. Se trata de los
Litzelmann, el apellido de su madre, Joséphine Litzelmann: el mayor, un
muchacho, Lucien, y sus dos hermanas, Lucienne y Marguerite.
La descendencia directa de Guy de Maupassant está
representada, en nuestros días, por la familia resultante de esta relación. Y al
respecto, tengo que precisar que, contrariamente a lo que ha sido afirmado en
1972 en el semanario Nous Deux, la esposa. de Louis de Funès es una descendiente
de Simone de Maupassant, hija de Hervé, hermano de Guy, y no del propio Guy.
Lucien Litzelmann nació en París, calle de las
Damas, el 27 de febrero de 1883 y murió súbitamente, a la edad de sesenta y
cuatro años, el 18 de junio de 1947, en Sens. Se había casado con Gabrielle-Augustine
Millot, con la que no tuvo hijos.
Lucienne Litzelmann nació igualmente en la calle
de las Damas en 1884 y falleció, según su sobrina, Sra. Paulette Dagois, el 18
de septiembre de 1954 en París, en el hospital Saint-Antoine. Lucienne
permaneció soltera.
Marguerite Litzelmann, la más joven de los niños,
vio el día en Vincennes, calle del Polígono, el 29 de julio de 1887 y falleció
el 6 de enero de 1951 en Saint-Clément (Yonne). Se casó, en 1906, con Albert
Belval, con el que tuvo dos hijas, Paulette, nacida el 12 de febrero de 1907,
viuda del Sr. Dagois, y Denise, nacida el 14 de mar-zo de 1909, divorciada.
Ambas personas viven todavía y son abuelas. Tanto como decir que la descendencia
directa de Guy de Maupassant no está extinguida, ni mucho menos.
Lucien Litzelmann hizo carrera en la
administración municipal de Sens, Lucienne se estableció de modista en París,
calle de la Asunción, Marguerite educó a sus dos hijas y vivió en Sens, donde su
marido, Albert Belval, ejercía la profesión de mecánico, habiendo realizado una
brillante carrera deportiva. He tenido, recientemente, el privilegio de
encontrar a este magnífico anciano hacia el que tengo que manifestar
públicamente mi respeto y mi admiración.
¿ Quién era Joséphine Litzelmann ?
Sus propias nietas no poseen más que
informaciones muy fragmentarias sobre su abuela, que permanece siempre, según su
propia voluntad, muy secreta, incluso respecto a sus hijos. Era alsa-cinana,
originaria, según la Sra. Dagois, de la región de Saverne.
Hasta ahora, los documentos publicados con
respecto a ella, se reducen simplemente a la fecha de su muerte: 1920. He podido
saber su edad. Joséphine Litzelmann murió a los sesenta y tres años. Había
nacido en 1857, y en consecuencia tenía siete años menos que Maupassant.
La Sra. Dagois, me ha confiado igualmente que su
abuela había aprendido el oficio de modista, lo que induce a demostrar que era
de origen humilde. Su segunda nieta, Sra. Denise Belval, me la ha descrito
fugazmente, según sus propios recuerdos, morena, bas-tante grande y fuerte.
Jamás se ha sabido ni donde ni cuando Joséphine
Litzelmann conoció a Guy de Maupassant. « Nunca lo supe, confesaba Lucien, el
hijo mayor, a Léon Deffoux en 1926. Sin duda fue en París donde debió
encontrarle » (Mercure de France, 1 de enero de 1927, pág. 250).
Según la Sra. Denise Belval, Joséphine Litzelmann
habría acompañado a Maupassant durante un viaje a Inglaterra. ¿ Se trataría del
viaje en el transcurso del cual encuentra a la « bella flamenca » ? Tal vez. En
varias ocasiones, Joséphine habría intentado volver a ver a Guy, pero
evidentemente sin éxito, cuando estaba internado en Passy. Igualmente habría
querido asistir a las exequias de la Sra. Laure de Maupassant, en diciembre de
1903, pero le fue prohibido, manu militari, por François Tassart, – incidente
que me parece ex-tremadamente plausible, se comprenderá enseguida la razón.
Tales son algunas de las informaciones inéditas
que he podido obtener concernientes a Joséphine Litzelmann, la cual, a semejanza
de Juliette Herbert, el gran amor de Flaubert, ha querido, con toda evidencia,
mantenerse en silencio – un silencio emocionante y respe-table ( pero muy
decepcionante para los biógrafos ) – sobre el que fue el gran amor de su vida. Y
sobre el que fue también, así lo creo, el gran amor de Guy de Maupassant. « Mi
suegra, me ha manifestado con vehemencia el Sr. Albert Belval, de la que he
podido, en varias ocasiones, constatar su prodigiosa memoria, conoció a
Maupassant durante quince años. Vivieron bastante tiempo en Vincennes, donde
Maupassant compuso varias de sus obras. » Transcribo tal cual esta confidencia.
Esto significa entonces que Guy y Joséphine se conocie-ron en los años 1875 o
1876. Habiendo nacido el primer hijo en 1884, puede medirse hasta que punto se
trataría de una relación completamente incomparable respecto de las demás. ¿ Fue
Joséphine « la más amada » ? Yo tengo de ello una « íntima convicción ».
Por el contrario, se disponen de detalles más
numerosos sobre la « vida familiar » de los Litzelmann.
En efecto, la documentación, abierta en 1903 por
el artículo de L’Éclair, fue retomada por el periódico L’Oeuvre,
que publicó, el 22 de septiembre de 1926, un reportaje de Auguste Nardy,
titulado «¿Dónde están los hijos de Guy de Maupassant ? ¡ Helos aquí ¡». Este
artículo fue completado, algunas semanas más tarde, por Léon Deffoux en el
Mercure de France del 1 de enero de 1927. Armand Lanoux abrió de nuevo el
dossier Litzelmann en 1965 en Maupas-sant le Bel-Ami, pero sin aportar datos
verdaderamente esclarecedo-res. Ninguna novedad en la segunda edición de esta
obra (1979).
En 1926, Auguste Nardy entrevista a los tres
chicos. Lucien proporciona un buen número de detalles. Había conservado de su
padre una viva imagen: « A menudo lo vuelvo a ver: sus ojos muy expresivos, su
bigote negro y el pequeño lunar que tenía debajo del mentón. Cuando venía a
vernos, siempre traía muchos juguetes. Re-cuerdo también el placer que
experimentaba al preguntarnos. Había que explicarle todo, la historia de una
miga de pan o de una mosca. Intentaba enseñarme las declinaciones latinas (...)
» « Recuerdo muy bien mi juventud, añadía él. Estaba llena de viajes de los que
tenía miedo. Era una vida muy movida, caótica. Vivimos en Montargis, donde fui
al colegio, Clermont-Ferrand, Palavas (...). También vivi-mos en el hotel de
Bourgogne en Sens. Él fumaba mucho. Escribía hasta muy tarde durante la noche y
por la mañana su habitación esta-ba llena de trozos de papel. Debía recomenzar
varias veces una frase.»
¿ A qué época de su juventud hace alusión Lucien
? Habida cuenta del hecho que no tenía más que diez años a la muerte de su
padre, pienso que esta sucesión de residencias se refiere a los años
inmediatamente posteriores a 1893. Montargis, seguramente (« yo iba al colegio
»). En cuanto a los demás, puede dudarse, pero sin embargo es probable que la
familia resida en París hasta la muerte de Maupassant. El siguiente pasaje (que
Armand Lanoux extrañamente ha silenciado) parece confirmarlo: « En conjunto, mi
juventud me parece enmarcada de lujosos salones donde circulaban criados en
pantalón corto. Un gran piano de cola me había sorprendido. Luego, unas niñeras
nos llevaban a los parques. Había un cerco más alto que yo. Queda lejos... Todo
eso me viene por fragmentos...» Yo interro-gué al respecto a las nietas de Guy.
Ambas me han afirmado que su tío, su tía y su madre habían sido, hasta la muerte
de Guy de Mau-passant, « ricamente educados ». Durante su vida, Guy de Maupas-sant
no abandonó a sus hijos, bien al contrario. Se hacía cargo – am-pliamente– de
sus necesidades.
Lucien confía igualmente a Auguste Nardy, que él
recibía a menudo – y misteriosamente – « unas revistas o periódicos hablando de
su padre ». Mejor aún, sobre un documento administrativo, una mano desconocida
había trazado: ¡ « hijo de Maupassant »!
Sus dos hermanas confirmaron estas declaraciones.
Lucienne aporta algunos detalles suplementarios de un gran interés. Se sabe por
ella, en efecto, que después de la muerte de Guy, los niños se encontraban « en
el Instituto de Orléans » ( muy probablemente viví-an en Montargis). ¿ Dónde
está papá ? preguntaban a su madre. «Papá viaja », les respondía ella. Y lloraba
con frecuencia. Lucienne precisa también que a su padre « no le gustaban las
fotografías y las rompía ». Detalle muy revelador y que, por si solo,
demostraría ( si hubiese necesidad) la realidad de la filiación. « En 1927 había
que ser a la vez un especialista muy avezado sobre Maupassant y un psi-quiatra
para conocer ese detalle », observa Armand Lanoux (O.C., pág. 252).
L ucienne, « mujer muy sensible » según Léon
Deffoux, precisa también: « Nosotros juramos a mamá no decir nada.» Y sobre
todo, fue ella quién hizo esta confidencia determinante: « Está en Niza,
François, el mayordomo que siempre fue hostil a mamá. Él es el cul-pable de
nuestras desgracias » (Mercure de France, 1 de enero de 1927. pág 251).
¿ A qué se refería Lucienne ? Muy probablemente –
entre otros – al siguiente hecho:
Algún tiempo después de la muerte de Guy ( pero
nadie ha po-dido decir con exactitud en que año ) la familia Litzelmann vivía
en-tonces en Montargis. El apartamento que ocupaban fue robado. Se hurtaron (
para destruirlas, evidentemente) todas las cartas, todos los documentos que
Joséphine Litzelmann había religiosamente conser-vado de su relación con Guy de
Maupassant. No se sabe si la Sra. Litzelmann presentó denuncia. Personalmente,
no lo creo. Pero ella sabía perfectamente quién era la instigadora y el ejecutor
de ese robo. Laure de Maupassant había decidido borrar toda huella material de
la relación de su hijo, y el « fiel » François, que le profesaba una admi-ración
tan beatifica como injustificada, se apresuró a « dar el golpe ». ¡ El « honor »
de la familia estaba salvaguardado de cara a la indis-creta posteridad ! El
hecho me ha sido confirmado con mucha firme-za por los descendientes actuales,
cuyo resentimiento hacia Laure de Maupassant y François Tassart permanece aún
(se comprende) ex-tremadamente vivo.
Fuese como fuese, Guy de Maupassant no abandonó
comple-tamente a su familia. No solamente, en vida, supervisa la educación de
sus hijos, sino que decidió que tras su muerte, durante un tiempo, que
desgraciadamente no se puede determinar de modo preciso, se remitiese
regularmente y bajo mano, un subsidio a la Sra. Litzel-mann. Lucien recordaba
que su madre « recibía cartas certificadas. Ella acusaba recepción, dirigía su
respuesta a París, a lista de correos, a nombre del Sr. Radziwill ». El príncipe
Radziwill era un composi-tor, amigo de Emond de Goncourt y de Maupassant, al que
éste le había confiado «alimentar» a su otra familia. Pero no iba a compartir
con ella su fortuna. Como heredera universal, nombró a su sobina Simone.
Sus descendientes directos me han afirmado, en
varias ocasio-nes, que Maupassant sin duda se habría casado con Joséphine
Litzelmann si no hubiese estado constantemente « bajo el dominio » de su madre.
Es posible. Desde luego, Maupassant multiplicó, en el transcurso de su vida, las
declaraciones incendiarias contra la institu-ción matrimonial, de la que es
célebre esta famosa « definición »: ¡«Durante el día una mezcla de malos humores
y por la noche, una mezcla de malos olores »! Sin embargo ¿ deben ser tomadas al
pie de la letra estas bravatas ? Parece ser, si se cree a Tassart ( ¿se debe
creer a Tassart ?), que conoció la tentación del matrimonio. El ilustre
mayordomo refiere (Souvenirs, pág. 148) que su señor, aunque avaro de
confidencias personales, le había contado que « debió » haberse casado con una
joven muchacha en compañía de la cual, un día, hizo una excursión en Suiza. « la
que debía ser mi mujer estaba entre los turistas y yo no sé por qué, por qué
circunstancia, otra mujer, una extranjera por así decirlo, se interpuso entre
nosotros. Eso fue la muerte de nuestra proyectada unión… Pues, por desgracia,
casi siempre en nuestra vida de miseria está la mujer honesta y a menudo víctima
de la intrigante… A veces me pregunto si ese matrimonio no hubiese sido para mí
la felicidad, pues conocía muy bien a esa joven, dotada de un bello espíritu,
grande y generoso, muy instruida; la vida me hubiese sido muy generosa a su
lado, ella tenía todo lo que hacía falta para apoyar mi obra… ¡ Pero el destino
!...»
¿ Se trataba de Joséphine ? No lo creo. Pero el
hecho en si – en caso de ser real – es significativo. Hay que ser prudentes y no
conceder a las declaraciones perentorias y provocadoras más que un valor
relativo.
¡ Cómo también hay que desconfiar del escritor !
Que se relea Mont-Oriol: Allí se descubre un desprecio horrible hacia los niños,
¡esas « larvas humanas »! Confrontémoslo con las confidencias de Lucien y de sus
hermanas. Ellos no inventaban. Cuantas veces no se ha reproducido la célebre «
confesión » de La lettre trouvée sur un noyé: « Nunca he amado », para inferir
unas conclusiones definitivas sobre la incapacidad de este obseso sexual en
conocer el verdadero amor. Hay que ser prudente. Guy de Maupassant amó. Amó a
esta mujer que le dio tres hijos. Incluso me atrevo a decir, pues estoy se-guro
de ello, que Joséphine Litzelmann fue la única mujer a la que Maupassant amó
verdaderamente. « La más amada » fue ella, mucho más seguramente que esa «
Señora X... » de la que nada se sabe.
Pero no supo ( o no pudo ) obtener de este amor
la suficiente fuerza para sobreponerse a los prejuicios de su casta y afrontar
las voluntades altivas y despiadadas de su madre. Su enfermedad es pro-bablemente,
en gran parte, responsable de esta debilidad. Sus descendientes están
convencidos de ello y yo participo de esa convicción. En todo caso, los dos
responsables de este drama se llaman Laure de Maupassant y François Tassart. El
uno y la otra, la cabeza y el brazo, han sacrificado, sin ninguna piedad y con
un deliberado propósito, a una madre y a sus tres hijos.
Era impensable que un Maupassant se uniese a una
buscavidas sin fortuna y que, por añadidura, siendo alsaciana, tenía la mala
suerte de llevar un apellido de consonancia germánica. ¿ Y, se insinuaba, si no
sería judía por casualidad ?¡ Cuanta abominación !
Decididamente, Joséphine Litzelmann no podía
luchar en igualdad de armas. Sin embargo lo intentó. Desde luego, no se sabrá
nunca todo, pero las confidencias que he recibido de sus nietas me han
convencido que repetidas veces ella no vaciló en intentar impo-nerse. Sus
reiteradas visitas a la clínica del doctor Blanche, su pre-sencia – ¡
provocadora ! – en los funerales de Laure, lo demuestran. Esa mujer seguramente
tenía carácter.
Y Tassart le tenía un implacable odio.
¿ Entonces ?
« La famosa Dama de gris, me han afirmado las
nietas de Maupassant, era nuestra abuela. Ella adoraba el gris y lo vestía todo
el tiempo. Nuestra tía Lucienne detentaba ese secreto.»
Así, ninguno de los historiadores de Maupassant
que han in-tentado identificar a la Dama de gris, no han tenido la idea de
emitir « la hipótesis Joséphine Litzelmann » quién, a priori, valía tanto co-mo
otra. Es curioso. ¿ No es esto lo que, casualmente, una verdadera conspiración
de silencio no intentaría para disimular la existencia de una descendencia
directa de Guy de Maupassant ? ¿Por qué, por ejemplo, Armand Lanoux ha censurado
literalmente los recuerdos de Lucien Litzelmann ? ¿ Por qué ha omitido
reproducir el pasaje capi-tal, aquel en el que el hijo de Guy recordaba que sus
dos hermanas y él mismo conocieron una verdadera « infancia dorada » ?
No se puede impedir plantearse estas cuestiones.
Decidida-mente, cerca de un siglo después de su muerte, se continúa mante-niendo
el misterio alrededor de Guy de Maupassant. Las buenas costumbres nunca se
pierden.
Dicho esto, yo debía intentar « verificar sobre
el texto » el fun-damento de esta identificación y entonces volví a leer con
especial atención los Souvenirs de Tassart dedicados a la « Dama de gris ».
Podría de entrada admitirse que Tassart haya «
temido » que las visitas de la madre de sus hijos hubiesen tenido sobre su
señor, a partir de 1890, una influencia nefasta teniendo cuenta su estado de
salud que rápidamente se iba degradando. Eso tal vez explicaría co-mo no se
encuentra ninguna alusión a la Dama de gris, antes de esta fecha, en los
Souvenirs.
En todo caso, no es más que a partir de la
primavera de 1890 cuando Tassart la hace entrar en escena. Y eso, a fin de
subrayar su «responsabilidad » en la evolución de la enfermedad de Guy. Y él
acentúa los rasgos, voluntariamente. Dramatiza. Representa a Josép-hine bajo el
aspecto de una enigmática « mujer fatal », siempre evi-tando desvelar su
identidad, – ¡ sin ni siquiera atribuirle una inicial cualquiera ! Pues el
misterio añade el efecto buscado. ¡ Es de una gran maestría !
Se diría que tales procedimientos implican una
incuestionable práctica de escritor (puesta en escena, dosificación de efectos,
cons-trucción del relato, etc. ) del que ese doméstico era incapaz. Pero to-do
el mundo lo sabe: los Souvenirs han sido « revisados y corregidos » por plumas
profesionales. Se trata, muy precisamente, de Jules Ca-se, novelista y
periodista, y del doctor Henry Cazalis, médico y poe-ta, que publicaba sus obras
bajo el seudónimo de Jean Lahor, uno de los fieles amigos de Maupassant e
igualmente de Mallarmé y de Francis Jammes (cf. Armand Lanoux, Maupassant le
Bel-Ami, pág. 169-170). Por otra parte, si se compara la edición de los
Souvenirs de 1911 con el suplemento que Pierre Cogny publico en 1962 sobre un
manuscrito no revisado, la diferencia deslumbra. Esos « Nuevos Souvenirs » de
François Tassart, atiborrados de faltas de ortografía, son redactados
torpemente, sino incorrectamente.
Los Souvenirs son por tanto una obra « construida »-
Nada se opone a que no hayan sido también, en parte al menos, novelados.
De todas formas, la manera en la que Tassart
pincela el retrato de la Dama de gris revela por su parte un odio completamente
com-patible con el incidente que se produce el día de los funerales de Laure. Y
se comprende perfectamente que Lucienne Litzelmann haya afirmado que el
doméstico fuese « la causa de sus desgracias ».
Se podría objetar que François hace de la Dama de
gris una «gran burguesa », mientras que Joséphine Litzelmann era de origen
modesto. Pero no olvidemos que, precisamente, lo que Armand La-noux ha
silenciado, esta vida lujosa que los hijos de Guy conocieron durante su
infancia, los « criados en pantalón corto », el piano de cola, las niñeras, etc.
Joséphine podría muy bien dar la impresión de una « gran burguesa ».
Queda un detalle de importancia que, a primera
vista, no « pe-ga »: el telegrama del 1 de enero de 1892. Las nietas de
Maupassant me han confirmado que su abuela jamás estuvo en Oriente ( ni en Orán
). Me he planteado entonces esta objeción. A lo que se puede razonablemente
responder que el melodramático relato de la tentativa de suicidio, relato que no
brilla demasiado por su claridad ( sin hablar de la hora cuando menos
intempestiva de la distribución de ese famoso telegrama ) parece finalmente,
cuando se lo vuelve a leer detenidamente, ciertamente demasiado bonito para ser
verdad. En última instancia, uno acabaría casi preguntándose si Maupassant ha
intentado realmente suicidarse... Tassart (¿ ayudado por sus « correc-tores »?)
¿ no era, desde hacía tiempo, un maestro en el arte de borrar pistas ? Sin duda,
poseía más imaginación que estilo.
A fin de cuentas, la solución Joséphine Litzelmann me
parece mucho más seductora y sobre todo infinitamente más verosímil que las
demás.
¿ Se ha descubierto entonces la identidad de la
legendaria si-lueta gris ?
Creo que sí.
(La Vie érotique de Guy de Maupassant.
Jacques-Louis Douchin)
Traducción
de José M. Ramos González para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant
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